Oniomanía

noviembre 23, 2010




Hasta hace unos días no tenía idea del significado de esta palabra y creo que mucho menos me había pasado por la cabeza.

Llegó a mí cuando en Google busqué: "Ayuda compras compulsivas". Sí, lo admito. En esos cinco minutos fui honesto y me di cuenta de que necesitaba ayuda.

Oniomanía: del griego onios, se vende y mania, locura. Locura por las compras.

Pues sí, soy oniómano o más agradable a mi oído: loco por las compras. Y es que qué más nos queda para aliviar nuestros males que el delicioso sonido de nuestra tarjeta de crédito deslizándose por la terminal bancaria. Qué hay más placentero que entrar a una tienda, llena de cosas nuevas, bonitas, relucientes. Pidiéndonos que las llevemos a casa cual huérfano en hospicio.

Yo sé bien que al llevar "manía" en su estructura no debe ser muy bueno, pero vaya; qué otra enfermedad es tan bondadosa con la economía justo en estos tiempos de crisis en el cual nuestro país y su decrepito consumo interno nos necesitan.

Yo compro porque no tengo otra foma de liberar mi estrés. No tengo mucho tiempo como para salir a pasear, mi familia y amigos están lejos, no hay clubes de ociocidad cercanos. No me queda más que comprar y consentirme. Ir de tienda en tienda pasando la tarjeta, sintiendo que tengo el control. Dando justicia a mi vida con bellas recompensas a mi esfuerzo diario. Recompensas que al llevarlas a casa me recriminan, culpándome por haber hecho mal, por haberme excedido y haber perdido el control justo cuando pensaba que yo le tenía a él bien tomado de los pelos. Y qué decir del terror cuando llegan los estados de cuenta de mi tarjeta, ya no sé que es más duro y cruel, si las notas rojas en portada de los periódicos o esa sentencia maligna que mi banco se encarga de hacerme llegar mes con mes.

"Compro, luego existo" decía Guadalupe. Sí, perra. Lo dices porque tienes el dinero para hacerlo y ese dinero lo tienes gracias a gente como yo que leimos divertidos tus libros, mientras alimentabas más y más nuestra oniomanía.

Sí. Yo compro. Compro, compro y compro. Y lo seguiré haciendo hasta que exista una cura que se pueda comprar. Por que en nuestros tiempos, regalado ni el saludo.

noviembre 22, 2010
"La vida es una continuación de sucesos inolvidables" - Eva Hughes, editora de Vogue México.

Gold Boots

noviembre 21, 2010





Necesito esas botas doradas. !Las necesito!

Monterrey, N.L.



Tengo tres meses y seis días viviendo en Monterrey, N.L. Esa ciudad llamada "la sultana del norte" o el "orgullo de México" que, a decir de las historias que de ella nos llegaban a los sureños, parecía sacada de nuestros sueños más húmedos. Era el retrato de una ciudad idílica, perfecta, la que se nos venía a la mente.

Ahora vivo aquí y lo que puedo decir es que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Además de darme cuenta de que los sureños somos muy dados al drama y a quejarnos, sin saber de lo que tenemos.

Si a las cifras nos vamos, la imagen de una Monterrey perfecta parece cristalizarse. Tiene estupendos índices de desarrollo social y económico envidiables, de los mejores de México. Sin embargo, esos números tristemente no se reflejan en la estética y vida de la ciudad.